Voluntariedad. El voluntariado, la acción voluntaria, es el resultado de una libre elección, es una opción ética, personal, gratuita, que no espera retribución o recompensa. La palabra exacta no es desinterés, porque la persona voluntaria tiene interés, mucho interés y obtiene satisfacción en sus motivaciones personales.

Solidaridad. El voluntariado, la acción solidaria solo existe cuando repercute en los otros, cuando su interés es colectivo, general y público. El voluntariado es un medio para dar respuesta a las necesidades, problemas e intereses sociales, y no una finalidad en sí misma para satisfacer a las personas voluntarias. La acción voluntaria supone un compromiso solidario para mejorar la vida colectiva.

Acción. El voluntariado no es solo un valor ético, una actitud, sino una práctica concreta. El voluntariado se realiza, es acción. Si se queda solo en un vago espíritu de buena persona, de buen ciudadano o ciudadana acaba siendo una cosa vacía y sin sentido. Aunque también es cierto que no es posible la pura acción sin espíritu, sin valores. Pero lo que cambia el mundo, lo que enfrenta los problemas y las necesidades es la acción.

Organización. El voluntariado, por ser una cosa muy importante, no se puede tratar como una práctica personal, individual, testimonial, intima. Porque el objetivo del voluntariado es mejorar la realidad, trasformar el mundo y hacerlo eficazmente. Frente a la improvisación y la espontaneidad, el voluntario requiere actuar organizadamente, uniendo fuerzas. Por lo tanto, la acción voluntaria ha de ser una acción organizada, sistemática, sinérgica, que requiere una organización de asociaciones o fundaciones en las que actuar.

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